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Salamanca, 28 Junio 2002
Plaza de Toros de Salamanca
Lista de canciones
- Inarticulate Speech Of The Heart #1
- Whining Boy Moan
- Days Like This
- Hey Mr DJ
- Bright Side Of The Road
- Into the Mystic
- Jackie Wilson Said
- Vanlose Stairway
- Back On Top
- Moondance
- In The Afternoon / Ancient Highway / Get On Up
- Have I Told You Lately ( Las Vegas version)
- Cleaning Windows / Bopping The Blues
- Real Real Gone
- All Work And No Play
- Jump Jive And Wail
- Precious Time
- Baby Please Don't Go
- Don't Start Crying Now
- Give Me A Kiss
- Brand New Cadillac
- E1: Brown Eyed Girl
- E2: Gloria
Duración: 1h 29m
- Richard Dunn - Teclados
- Ned Edwards - Guitarra
- David Hayes - Bajo
- Matt Holland - Trompeta
- Bobby Irwin - Batería
- Martin Winning – Saxo
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Crítica:
Crónica:
MIGUEL LÓPEZ
A las nueve de la tarde, a las nueve en punto de la tarde, comienzan los primeros compases a cargo del equipo médico habitual, si es que se puede incluir en esa categoría al genial David Hayes. Todos aparecen muy pulcros, enfundados en discretos trajes azules, y arrancan, también pulcramente, con un meloso This weight, donde la ausencia de Brian Kennedy no tardaría en convertirse en una de las protagonistas de la jornada.
Inmediatamente surge de entre las brumas Van, con un traje verde eléctrico y algo más delgado que hace tres meses en Donosti. Cambio de tercio y aires de blues para ir calentando el ambiente. Con Days like this va tanteando el terreno, seguida de Hey Mr. DJ y un acelerado Bright side of the road, que en contra de las apariencias enfría los ánimos más predispuestos. Acto seguido, un bandazo brusco para acercarse, sólo acercarse, al Into the mystic, con fuerte presencia del hammond y de la guitarra, pero sin rastro del alma gitana que tantas veces ha desgarrado las nuestras. Me puse bastante triste, lo reconozco.
Pero la esperanza es lo último que bla, bla, bla. Así que la luz de esa estupenda tarde va cayendo y se encienden unos pobres focos que permiten dejar en evidencia la indecisa oscuridad del momento. Tal vez empiece la noche. Quién sabe. Sí, esto parece Jackie Wilson Said.
Mucha batería y pocas nueces, pero la versión da el pego: el respetable da señales de vida y Van encuentra fuerzas para agarrar la armónica. Esto es algo parecido a Vanlose, pero el maestro no se inspira y pega un tajo abrupto. Aquí no hay ná que rascar, parece que piensa mientras rebusca en los folios que alguien pescó y que debería publicar en esta lista.
No hay clima, pero aún quedan ganas de intentarlo. Vuelve a la carga con Back on top (un buen solo de Matt Holland), insiste con Moondance y hasta se asoma a In the afternoon. Nada. No hay manera. Ni pizca de ancient highway ni la más leve huella de James Brown. Empiezo a consolarme con el recuerdo de Donosti justo en el momento en que un penoso Have I told you lately, en clave swing, por decir algo, marca el punto álgido del desconcierto.
Pero inesperadamente salta la chispa y nace un maravilloso Cleaning Windows, para mí lo mejor de esta sesión salmantina. Sorpresa total. Cómo se estira Van y cómo le acompaña David Hayes. Brota la esperanza y se palpa el buen rollo. Ese es el camino adecuado para esta noche del 28 de junio de 2002. ¿Y hoy qué es? Pues viernes. ¿Y qué se hace un viernes a las diez de la noche en un sitio como éste?
Subidón generalizado y se abren de par en par las puertas del Real Real Gone. También magnífico y lleno de fuerza. Una versión valiente y una conexión generalizada. A partir de este instante Van deja de medir, se acuerda de tantas noches animando bailes en pubs y ve el camino; no sé si el camino de la música para esta noche o el camino hacia Belfast, porque empalma frenéticamente con All work and no play.
El respetable salta como un resorte a bailar, el polvo del coso taurino comienza a impregnarlo todo y el delirio se traduce en una sucesión un tanto pachanguera con Precious time (con un bombo propio de pasodoble), Baby Please Don´t Go, Satisfied y un r&b que no reconozco porque me cae una silla encima. Ya lo dijo Henry Miller: "Si la tragedia es inevitable, riamos un poco".
Un par de bises -Brown eyed girl y Gloria- y al avión. Tabares se equivocó. Ni una hora y 26 minutos ni una hora y 28. Fueron exactamente una hora y 29 minutos.
En definitiva, me lo pasé muy bien. Disfruté como un loco. Bailé y gocé hasta en mis momentos de frustración. También creo que la mayor parte de la gente de esta lista buscamos otra cosa. Queremos volver a ese arrebato místico, que la música de Van nos cure de esos dolores de la vida que precisamente se dedica a recordarnos. Esa sensación palpable de que estamos vivos, pero ya no estamos vivos. ¿Me entendéis? Yo, tampoco.
No obstante, debemos pensar que en un chiringuito de playa o en una tasca de barrio nunca debemos pedir un foie rebajado con Pedro Ximénez y aromatizado con trufas negras del bosque. Nos comeremos un bocata de salchichón. Y si tenemos hambre, nos quedaremos encantados de la vida. Lo importante, lo difícil, es tener hambre.
Al día siguiente, camino de vuelta, cruzo por el letrero que indica el camino al aeródromo de Matacan. Como soy tonto del culo, me ilusiona pensar que por ahí mismo, que exactamente por la misma carretera por la que voy ahora, pasó anoche el monstruo con mis euros en su bolsillo. Y me acuerdo de que en el centro del escenario quedaron intactas sus dos guitarras con las que nos podría haber vuelto locos. Locos de verdad.
En fin, un abrazo para tod@s. Fue fantástico veros peregrinar de nuevo en busca de la belleza: Javieres, Sonia, Antonio, Arregui, Juan Jesús, la secta galega (Jaime, Fran y demás), Toni, Maite, Rubén, Eva, Jordi (primer concierto post parto) y perdón a los demás porque no me acuerdo: lo que no pudo beber El hombre me lo trasegué yo.
Quedan 17 días...
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