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Madrid, 23 Enero 2003
Palacio de Congresos
Lista de canciones
- Centerpiece
- Whatever Happened To PJ Proby
- Talk Is Cheap
- When The Leaves Come Falling Down
- Raincheck
- Fire In The Belly
- Only A Dream
- Allow Me / Mamma Don't Allow
- All Work And No Play
- Foggy Mountain Top
- Here Comes The Night
- Whining Boy Moan
- Sweet Thing
- Streets Of Arklow
- Have I Told You Lately
- Georgia
- Precious Time
- Gloria
Duración: 1h 30m
- Ned Edwards - Guitarra
- Bobby Irwin - Batería
- David Hayes - Bajo
- Matt Holland - Trompeta
- Gavin Povey - Piano
- Martin Winning – Saxo
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Crítica:
Crónica:
Miguel López
Esta claro que el río no se repite. Dos actuaciones en Madrid, dos planetas, dos galaxias distintas, un sistema binario que puede dar juego hasta el infinito. Dicen que un minuto sustituye al anterior. Va a ser verdad. Pero también hay túneles, agujeros, grietas subterráneas que unen el concierto del 22 al del 23, y que comunican también con los de Málaga y estos, a su vez, con los de 1973, por ejemplo, es un decir, y a los de Argentina con los canadienses, inopinadamente, pero certera precisión. Y por eso hay que ir. Aunque sea al gallinero (gracias por la solidaridad).
Primera noticia: comienza el concierto del 22 con unos minutos de retraso. Algo totalmente inhabitual, aviso para navegantes, un guiño para anunciar que Van Morrison puede hacerlo. Y cerca de una hora más tarde, lo nunca visto, lo nunca oído por estas latitudes: “I´m happy”. Sí, happy. Y “I feel good”: Y risas, y puro cachondeo, buen rollo...
Pero eso no lo sabíamos cuando un Too complicated instrumental abre la sesión y Van pasa a desbrozar nuevos caminos para esta ya vieja canción, saxo en ristre, y calentando la noche. Entra de lleno en Down The road, con unas correctas Only a dream y Talk is cheap, bastante más fuerte y peleona que en el disco, con una armónica que no acaba de satisfacerle y buscando su sitio. Aunque el terremoto que construyen entre todos sacude las penúltimas partículas de la conciencia, mañana, hoy, el 23, lo hará mejor. La voz manda y todo desemboca en Early in the morning, llena de fuerza, de golferío; la noche se cuela a borbotones en la oscura sala. Estamos sintiendo cómo ese vino y esa ginebra se nos suben a la cabeza, con unos vientos que empujan hacia un incierto despertar del mundo de las sombras.
Luego, un bajonazo, Chopping wood, bastante lineal, y When the leaves come falling down, dulce, suave, entregada.
Cambio de tercio. Coge la acústica y se saca de la chistera Too long in exile. Es la primera vez que la siento en vivo. Atrapa ese rasgueo inmisericorde, ese ritmo interior y acompaña a la superficie de esta bella canción. Luego no volvería ni a mirar las guitarras. Esta noche es para el viento. Mañana será otro día.
If you only knew, una joyita del Sense of wonder que va a cumplir 20 años, toma el escenario. Sin duda, es una canción que se conserva estupendamente.
In the midnight pone sobre el tapete el contraste entre la trascendencia del momento y el cachondeo que le entra a Van, que ríe con ganas, que se parte. Está a gusto. Muy a gusto. La noche ha entrado en los corazones y no piensa salir jamás de allí. No toca Ain´t nothing you can do, otra vez será, pero el espíritu del ITLTSN cobra cuerpo con Here comes the night. Qué maravilla. Todas las músicas del mundo, todas las canciones se agolpan en ese corpachón (no tanto, que se le caían los pantalones todo el rato) y pugnan por salir. Por la boca, por la nariz, por las manos, por los dedos juguetones, por donde sea, pero salir al encuentro de la noche. Ya está aquí. Es de noche. Es Van Morrison. Y estamos aquí. Bárbaro.
Here comes the night ilumina el momento como una llamarada que abrasa por dentro. Vuelve el viento, con ecos del Poetic Champions, y surge Allow me. El buen rollo es inevitable y da paso al All work and no play. Más madera. Viene un I have told you que hasta me gusta. Uno se hace viejo, en fin.
Pero That's life vuelve a ponernos en vilo y deja en suerte a Muleskinner. In the afternoon, a petición del respetable, sitúa el punto clave de estos conciertos. Con este hombre uno no sabe bien qué es capaz de llevarte más lejos: la música, las palabras o los silencios. Música a raudales, música a mansalva, juegos de luces, la aventura de vivir, lo contrario de estar muerto, en la tarde, en la tarde eterna.
Ya está bien. Enfila hacia la puerta con el clásico Precious time y un sorprendente Did ye get healed. It's all int he game mete el codo y se coloca entre lo mejorcito del concierto, ya cerca del Gloria, donde el knock, knock, de la puerta parece anunciar la propia salida de Morrison del recinto.
La jornada siguiente, tal que hoy, se convierte en otra página en blanco. Comienza con su habitual puntualidad, sigue de buen humor (pero sin alardes) y traza un concierto muy inteligente. La sucesión de temas tiene más coherencia, frente a los dientes de sierra del 22. Un Talk is cheap gana incluso al del día precedente. Y la sorpresa de Raincheck. Hay más guitarras, en su conjunto. La primera para hacer los honores del Tea for Texas. El mejor momento de la noche, en mi modesta y pútrida opinión, junto con las siempre maravillosas Sweet thing y Streets of Arklow, que rivalizan en belleza, que también llegarán a tocar con sus aristas el centro de nuestras emociones.
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